Muchas personas imaginan que la honestidad se trata únicamente de no mentir. Sin embargo, si observamos algunos ejemplos cotidianos sobre la honestidad, entenderemos que es más complejo que eso.
La Honestidad como característica
La honestidad es una característica indispensable para mantener buenas relaciones dentro de una sociedad. Toda persona busca alcanzar esta cualidad y encontrarla en los demás.
Por esta razón, la honestidad debe ser expresada primero con uno mismo y luego con los demás.
Honestidad personal
- Resulta honesto no hacer trampa a la hora de presentar exámenes, pruebas o evaluaciones.
- Es honesto cuando se hace referencia a las fuentes consultadas en la realización de un trabajo o investigaciones.
- Alcanzar puestos laborales elevados gracias al mérito propio y no por medio de otras personas o a través de trampa.
- Admitir cuando se comete una falta o error y no culpar jamás a alguien más por ello.
- Aceptar la falta de interés o molestia hacia algún tema o situación, sin importar la opinión de los demás.
- Negarse a aceptar anticipos, extorsiones o pagos injustos de cualquier tipo
Honestidad social
- Devolver todo aquello que sea ajeno: ya sea dinero y/u objetos, así tengan estos costo económico o no.
- No practicar doctrina o filosofía en la que no se cree, solo por pertenecer a un grupo o ser aceptado.
- Es honesto no engañar a los clientes con la publicidad que puede generar confusiones o ser engañosa.
- Es deshonesto aparentar que se pertenece a un grupo, clase social o sector al que no se pertenece.
- Es honesto contar la verdad. En particular, narrar hechos tal cual sucedieron y no alterarlos con tal de cumplir con ciertas expectativas o justificar actos.
- Es honesto decir frente a una persona lo que se opina de ella. Por el contrario, es una gran falta de moral hablar a espaldas de alguien.